En la práctica de esta maestría la adquisición de la técnica es esencial. No obstante, esta sutil y refinada danza es algo que hay que sentir desde dentro de nuestro ser. Es un arte que hay que cultivar y practicar, pero también una emoción, un sentimiento que hay que experimentar. La música ha de inspirar a la bailarina: ha de escucharla con el corazón y leerla con el cuerpo.
Más allá del significado místico y profundo, nos encontramos con los beneficios de la práctica de la danza de vientre. Se trata de una actividad apta para las mujeres de cualquier edad, muy beneficiosa tanto para la salud física como psíquica y emocional. La mujer que baila la danza oriental va tomando conciencia de su cuerpo – que se ejercita en casi su totalidad – siente su femineidad, y puede adquirir una estabilidad emocional así como un sentimiento de alegría.
Toda una serie de beneficios que hacen de la danza del vientre un himno a la vida, a la mujer. Un arte antiguo que hemos de preservar y conservar en los años venideros.